Damaris dice estar poseída por el demonio y pide ayuda a un joven párroco que se llama Terry. Este cree poder ayudarla. Opina que la mejor curación es alejar los malos espíritus a través del ejercicio físico fuerte para sudar y eliminar toxinas. A su juicio, lo suyo es una buena follada a lo bestia para hacer desaparecer las energías negativas que Damaris lleva en su interior. La libera en cuerpo y alma, porque con la de "estacadas" que le mete, el demonio debe salirle ya por la boca a la tía. ¡Buena escena! ¡Bien ambientada! ¡De película de cine!